viernes, 23 de septiembre de 2016

LA PLAYA EN SETIEMBRE

Hoy, en mi caminata matinal por el Paseo Marítimo, me detuve mirando al mar. Y a la playa. Extasiado. Hermosa como sólo ella sabe presentarse, cuando le place, en setiembre. Las arenas brillando bajo un sol espléndido. El mar en calma y sosiego. Unas escuetas ondas levantándose y rompiendo junto a la orilla. Dejando un rosario blanco extendido a lo largo, con su espuma. Un azul claro, en las aguas, que se mutaba en oscuro unos cien metros más allá. Y el horizonte envuelto en una tenue neblina. ¡Espléndida vista! Para quedarse allí toda la mañana. Me vino a la mente y a mis labios la letra y la música de una antigua canción sesentera. Cantada entonces por Marie Laforet.  Comenzaba así:

"Cuando la playa se inundó de luz y sol
y cuando el mar con su rumor habló de amor
Cuando soñaba en el azul
 fue realidad, a este soñar, llegaste tú."

Para terminar:

"Cuando en la playa brille nuevamente el sol
ahí estaré y junto al mar recordaré.
Evocaré la inmensidad de nuestro amor
que me brindó felicidad..."



Siempre he ligado esta canción a estos días soleados y bellos de setiembre. Apacibles y serenos. En todos aquellos lugares de la costa en los que muchos vivimos (¡afortunados sin duda!). Proseguí mi camino, mirando de continuo a mi costado, a las arenas casi desiertas y las aguas cercanas. Vestidas de gala. A tiro de piedra. Esperando que mañana y otros muchos días de setiembre sigan desfilando ante mi vista, ante vuestra vista. Y para seguir tarareando esta canción.




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